Antes de conocer y profundizar en el fenómeno de robo de identidad y de sus impactos en la sociedad mexicana, es importante definir el concepto de identidad. La Real Academia Española (RAE) define la identidad como el “Conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás”, esta definición si bien es sencilla y carece de precisiones socioculturales, es suficiente para los fines de este artículo.
Por su parte, el robo de identidad según el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), “es la apropiación de la identidad de una persona, para hacerse pasar por ella, asumir su identidad frente a terceros públicos o privados, a fin de obtener ciertos recursos o beneficios a su nombre. El robo de identidad implica la obtención y uso NO autorizado e ilegal de datos personales”. cabe mencionar que existen varios tipos o formas en que se ejecuta el robo de identidad, siendo los más frecuentes:
- Clonación de tarjetas bancarias
- Extorsión telefónica
- Phishing
- Espionaje
- Pérdida de documentos oficiales, entre otros.
El robo de identidad es un fenómeno social que se ha presentado a lo largo de la historia y en cada rincón del planeta, lo cierto es que con el avance de la tecnología este también ha evolucionado representando un riesgo real para los gobiernos y particulares. En el caso de México, según datos de Banco de México y algunas firmas especializadas, México se ubica en el 8° lugar en el mundo y en 2° lugar de América Latina por el robo de identidad.
La pandemia por el coronavirus o mejor conocido como Covid-19, ha incrementado estos números al experimentar un alza importante en la oferta de plataformas digitales que muchas veces no son confiables y usan el tráfico de datos personales que obtienen al momento del registro de los usuarios para ejercer prácticas ilegales y/o adquirir la identidad de otras personas para beneficiarse en asuntos económicos, personales, políticos o de cualquier otra índole.
Es por ello que cada vez es más importante no solo adoptar medidas de seguridad y verificación que comprueben que nuestros datos personales siempre están bajo resguardo de empresas y sitios que operan a través de la legalidad, sino que ahora también resulta necesario hacer uso de otras herramientas que aumenten la seguridad de nuestra identidad a través de los datos biométricos.
Existe una diversidad de datos biométricos que pueden ser utilizados para confirmar la identidad de una persona siendo los más utilizados el reconocimiento dactilar, facial, ocular y de voz, entre otros. El INAI define a los datos biométricos como “las propiedades físicas, fisiológicas, de comportamiento o rasgos de la personalidad, atribuibles a una sola persona y que son medibles”. Entre los beneficios de utilizar los datos biométricos para avalar la identidad de una persona podemos decir que estos son: universales, únicos, permanentes y medibles.
Es importante mencionar que existen empresas como Cecoban que cuentan con el Servicio de Validación de Identidad con el que, a través del uso de tecnología donde la información viaja cifrada y encriptada mediante un canal de comunicación seguro y con el apoyo de autoridades gubernamentales como son: el Instituto Nacional Electoral (INE), el Registro Nacional de población (RENAPO) y el Servicio de Administración Tributaria (SAT) se garantiza a las empresas y/o al sector financiero que sus clientes son realmente las personas que dicen ser.
Con esta solución de validación, el sector Bancario, Financiero, comercial y de gobierno entre otros, se han beneficiado al evitar y disminuir los casos de fraude y robo de identidad de sus usuarios. Cecoban cuenta con centros de datos de alta disponibilidad, lo que es un agregador de valor para los clientes al igual que un plan de continuidad. El esquema topológico con el que Cecoban interactúa con cada cliente validando los datos personales y biométricos ante el padrón electoral, para lo que compete a la credencial para votar, al igual que la validación de datos para la CURP o el RFC a través de medios seguros y con ello se busca garantizar que la identidad del solicitante (ya sea para solicitud de créditos, préstamos o transacciones financieras) sea la que dice ser.
En conclusión, el uso de datos biométricos siempre es una de las vías más seguras y efectivas actualmente y representa la solución más eficaz para proteger nuestra identidad en cualquier parte del mundo.